Los deficientes visuales van a la escuela ordinaria la cual modifica el
currículo para dar respuesta a las necesidades individuales que presenten estos
alumnos.
El modelo actual exige que los niños estén en el
mismo espacio, que todos hagan lo mismo,
en el mismo momento. Por lo tanto, los niños ciegos están en clase con sus
compañeros.
Ellos reciben una serie de ayudas de la Fundación
ONCE quien envía a personas que conocen el Braile y les proporcionan las ayudas
necesaria para que puedan seguir el ritmo de los compañeros.
El personal docente no ha de cambiar los
objetivos de su programación porque la discapacidad visual no implica retrasos
en el ritmo escolar. Pero se han de aplicar adaptaciones para la integración de
estos niños en el ambiente escolar. Por esa razón existen diferentes adaptaciones
curriculares.
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